Tinta violeta en los muros: El arte urbano como grito feminista en México

"Los murales no solo denuncian la precariedad; también hacen visibles a quienes la viven."

Arte anónimo con carga política24/03/2025

En las paredes del país resuenan las voces de miles de mujeres que, cansadas de la violencia, han tomado los aerosoles, pinceles y esténciles como armas simbólicas. Frases como “¡Ni una más!”, “Nos queremos vivas” o “El Estado no me cuida, me cuidan mis amigas” se replican en calles, escuelas y edificios públicos. No son actos vandálicos, son actos de memoria.

El movimiento feminista en México ha encontrado en el arte callejero un espacio vital para expresarse. No solo como denuncia, sino como forma de resistencia, visibilidad y sororidad. Desde la toma de espacios emblemáticos como la Glorieta de las Mujeres que Luchan hasta las pintas en marchas del 8M, las mujeres transforman el entorno urbano con mensajes urgentes que, por años, se han ignorado.

Muchas de estas intervenciones son colectivas, anónimas y efímeras. Pero logran lo más importante: interrumpir la normalidad y obligar a mirar.

¿Quién decide qué es arte y qué es vandalismo?
La respuesta suele depender de quién lo pinta y por qué. Mientras los grafitis con motivos comerciales o deportivos rara vez son cuestionados, los mensajes feministas son rápidamente cubiertos por autoridades. Esta censura selectiva revela una tensión latente: lo que incomoda, se borra.

En un país donde más de 10 mujeres son asesinadas cada día, el silencio no es opción. Pintar, escribir, intervenir: todo se vuelve necesario.

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