
“En cada pancarta hay una historia que el poder quisiera ignorar.”
“No necesitas una cámara, basta un trazo para encender la memoria.”
Marchas y protestas24/03/2025A menudo, las palabras no son suficientes para comunicar lo que se siente en una protesta. En esos momentos de angustia, ira y lucha, las imágenes se convierten en el lenguaje universal. Íconos visuales como ojos mutilados, silicones, puños en alto y fuego son representaciones gráficas que encapsulan el dolor, la resistencia y el coraje de quienes se oponen a un sistema injusto. Estas imágenes no solo decoran las paredes; encienden la memoria y se convierten en símbolos imborrables de las luchas sociales.
Los íconos de la protesta: símbolos de resistencia
Cada imagen que se repite en las calles tiene un poder simbólico profundo. Los iconos visuales se convierten en señales de identificación y resistencia dentro de un mar de carteles, pancartas y consignas. Cada uno de estos símbolos tiene una historia, una narrativa que no necesita ser explicada con palabras: es reconocido al instante por quienes participan de la lucha.
Ojos mutilados: la visión silenciada
En las protestas recientes, especialmente en contextos de represión política y violencia policial, el ojo mutilado ha surgido como un símbolo poderoso. Los manifestantes, a menudo víctimas de la brutalidad policial, han utilizado el ojo como representación de la visión perdida o silenciada. En Chile, tras las protestas de 2019, el símbolo del ojo herido se convirtió en un ícono global de la lucha contra la represión.
El ojo mutilado es más que una imagen de sufrimiento físico; es un grito visual contra la violencia sistemática que busca borrar la visión de los oprimidos, pero también una invitación a mirar lo que el poder quiere ocultar.
Siluetas: el cuerpo ausente
La silueta humana, frecuentemente dibujada en negro, se utiliza para representar la ausencia de aquellos que ya no están: desaparecidos, asesinados o despojados de sus derechos. Esta imagen simple pero impactante evoca la presencia de los ausentes y el vacío dejado por la violencia. Es un símbolo de la memoria colectiva que no olvida, que sigue buscando respuestas y justicia, aún cuando el Estado intenta borrar las huellas.
Cruces: el dolor no olvidado
Las cruces, especialmente aquellas pintadas en paredes o colocadas en lugares de fuerte simbolismo, se convierten en una forma de recordar a las víctimas de violencia, ya sean feminicidios, ejecuciones extrajudiciales o desapariciones forzadas.
Las cruces, con sus líneas simples, se reconocen instantáneamente como símbolos de la muerte y la injusticia, pero también de la resistencia a la muerte. El acto de poner una cruz en un espacio público es un desafío: una declaración de que las víctimas no serán olvidadas, y que el sufrimiento de las comunidades afectadas será visto y escuchado.
Puños en alto: el símbolo del poder colectivo
El puño levantado es, sin lugar a dudas, uno de los símbolos de resistencia más poderosos en la historia de las luchas sociales. Este gesto, utilizado desde los movimientos obreros hasta las marchas feministas, representa la unidad, la fuerza y la determinación de un pueblo dispuesto a luchar por sus derechos.
Hoy, el puño en alto sigue siendo un ícono central en protestas feministas, movimientos antirracistas y luchas por los derechos humanos, aludiendo al poder colectivo frente a la opresión. La imagen de un puño cerrado, fuerte, levantado en alto, es un grito de solidaridad y lucha que resuena mucho más allá de los muros de las calles.
Fuego: la destrucción como resistencia
El fuego, como símbolo visual, representa tanto la destrucción de lo viejo como la creación de lo nuevo. En muchas protestas, especialmente en aquellos contextos donde la rabia se encuentra con la represión, el fuego aparece como una manifestación de la furia acumulada y el rechazo a las estructuras injustas que gobiernan.
Más que un símbolo de violencia sin control, el fuego es un símbolo purificador. Quema lo que ya no sirve para dar paso a nuevas posibilidades. En algunos movimientos, como el zapatismo, el fuego también se asocia con la lucha por la autonomía y la defensa del territorio.
¿Por qué persisten estos símbolos?
Estos íconos visuales persisten porque son un lenguaje visual potente que no necesita ser explicado. Se reproducen rápidamente, se viralizan, y se asocian de inmediato con movimientos y causas. A lo largo de los años, las imágenes de ojos mutilados, siluetas, puños y fuego se han convertido en referencias gráficas universales de la lucha social, que atraviesan fronteras, generaciones y contextos.
Su persistencia radica en su capacidad para comunicar en silencio, para condensar la esencia de una lucha en una imagen que puede ser vista por cualquiera, en cualquier lugar. Estas imágenes se reproducen, se intervienen, se copian, y su mensaje se transmite de forma inmediata.
El poder de la rabia visual
El arte gráfico de protesta no solo responde a las necesidades de comunicación, sino que también es una forma de resistencia emocional y política. Cada ícono visual, desde el puño levantado hasta la silueta pintada en una pared, canaliza la rabia, el dolor y la esperanza de quienes luchan por un futuro más justo. La verdadera fuerza de estas imágenes radica en su capacidad para desafiar el olvido, para resistir la censura y para continuar existiendo, independientemente de los esfuerzos del poder por borrarlas.
No necesitas una cámara, basta un trazo para que la memoria se encienda. El poder de los íconos visuales en las luchas sociales está en su capacidad para resistir el paso del tiempo, para atravesar las paredes del silencio y para hablar de la rabia colectiva. Porque cuando las palabras no son suficientes, el trazo gráfico, el símbolo, el ícono, se convierte en la voz más fuerte.
“En cada pancarta hay una historia que el poder quisiera ignorar.”
“Donde no hay tiempo para hablar, el esténcil grita.”
“¿Y si la verdadera falta de respeto es lo que esconden, no lo que se pinta?”
“Un cartel no tumba gobiernos, pero incomoda al poder.”
“Mientras unos marchan con megáfono, otros lo hacen con tinta.”
“Cuando el cuerpo se convierte en cartel, la censura se complica.”
“Compartir una imagen también es marchar.”
“Si vas a salir a marchar, lleva algo que incomode al poder.”
“No solo pintan, organizan: arte colectivo para agrietar el sistema.”
“En las paredes de México se escriben las historias que los medios callan.”
“Si la justicia no llega, el spray la exige.”
“Lo que Siqueiros empezó con brocha, hoy se continúa con aerosol.”